[POESIA] Qasida al Fénix

El Fénix del Bestiario de Aberdeen.

Ser magno de ojos rubí, 

galante porte artesano, 

sereno, rostro lozano, 

como en una foto vi, 

el día en que yo debí 

por vez primera elegir 

aventurarme a vivir 

un cuento de gratitud, 

con persona de virtud 

y a una cita aldeana ir. 

 

Tras dar una ronda al sol, 

una noche de las brujas, 

desvestidos, sin agujas, 

no hablando ni en español, 

ni en las lenguas del alcohol 

sino en idioma de almas 

encendidos por las quemas 

conocimos al ser otro, 

y expusimos ya sin filtro 

mayor deleite sin rimas. 

 

Te robaron los bandidos,

al zapateo de flamencos,

ojos tristes, vacíos cuencos,

a pesar de haber vencido

el muro que ha protegido,

nuestros orgullos indignos

de nulo mensaje darnos,

meses largos desde el viaje

sin retorno ni pasaje

al amor que fue de nos.

 

Eras para mí especial,

no beso de primer noche,

dulce largo, no derroche,

y esa noche sin final,

advenía al inmortal

recuerdo de los diez meses,

de un festín en que los peces,

abundaban en los ríos,

opuesto a este invierno frío,

cuando ya no sé ni qué haces.

 

Recién al sol diste vuelta,

devinimos en lo otro

novelesco, de teatro,

y las riendas fueron sueltas.

Y aunque nunca fue disuelta,

la aflicción por tu partida,

no presto atención a heridas,

sino celebro tu cumpleaños,

porque ahora siendo extraños,

más la nostalgia se aviva.

 

Figura serpentinata,

danzante obra manierista,

geógrafo, buen artista,

melancólica serenata.

Eras hogar y fogata,

Presto oído y confianza,

de un ritmo carente en fianzas,

que en tiempos irreversibles,

y espacios no presenciales,

creamos bienaventuranzas.

 

Molinero de Pordedone,

Nunca olvides lo que vales,

Eres oro, y cristales,

del más fino éter, proponen.

Menosprecios no perdones.

Tu valor es tu trabajo,

Es tu esfuerzo sin atajo,

Es tu ambición de futuro,

Es tu potencia y seguro,

de iluminar cabizbajos.

 

Erómeno eras de mí,

corazón de la empatía,

gracioso, sin apatía.

Por tu legado imprimí,

en cuentos si no dormí,

en versos si aún te pienso,

y en cartas cuando soy menso,

las memorias y expiaciones,

los lugares y pasiones,

de luz y cariño denso.

 

Homenajeo al ayer,

Con laúdes a la nada,

que fue todo, sin portada,

Y alisto el viaje a tener.

Con temor a no poder,

despedirme de viajantes,

que por la plaga y no antes,

adiós diremos con pena,

la vida que será ajena,

ahora en letras de cantantes.

 

Y aunque la culpa me sigue,

yo le huyo con templanza,

disciplina, vida mansa,

a ver si algún día consigues,

perdonarme y dar desligue,

a todo rencor vetusto,

y a cruzarnos ya sin susto,

por pasillos ateneos

por las ruinas y museos,

y sus abundantes pastos.

 

Dichosa imagen conservo

y amaré tu libertad,

completa, sin mitad,

cóndor y nunca cuervo.

Como alquimia yo reservo,

elixires de vencida,

sin volumen ni medida,

por si el fénix combustiona,

revive, vuela y reacciona,

en sitios de amar la vida.

Rafael Nieto-Bello, 28 de julio de 2020


 

El Shah Abbás de Persia y un paje, siglo XVII


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