[ENSAYO] El júbilo de vivir en esta tierra, o la muerte en Montaigne

Ilustración de Dalí del ensayo
"Que Filosofar es aprender a morir".

Nietzsche dijo sobre Michel de Montaigne:
"Solo conozco un escritor que honestamente puedo calificar al nivel o incluso por encima de Schopenhauer, y ese es Montaigne. Que un hombre así haya existido y escrito verdaderamente incrementa el júbilo de vivir en esta tierra". Nietzsche, Schopenhauer como educador.
¿Por qué el iconoclasta y destructor de ídolos se referiría en esos términos sobre un prudente noble francés del siglo XVI, cuyos escritos han sido leídos como curiosas nimiedades? ¿Por qué hacerlo en su proyecto de generar una "gaya ciencia", es decir, en una ciencia alegre?

Nietzsche ama la vida; la ama porque reconoce su carácter de fatalidad. En vez de odiarla bajo el anhelo de una otra-vida, a la manera cristiana, exhorta al goce pleno de la vida-ésta. El Anticristo, tras abatir los totems de Occidente al ocaso, dejó en pie al ensayista, aunque no como "origen" de su pensamiento, porque el origen es un ídolo más. Lo reconoció, solamente, y de forma nada despreciable, como alguien digno de jubileo.

Qué alegría que Montaigne, siglos antes, resignificando la fórmula estoica, declarase que "Filosofar es aprender a morir". El aprendizaje es la reiteración de las costumbres, por lo que la tarea del filósofo es acostumbrar(se) a morir. Hay que "tener [la muerte] en la imaginación y en la boca", porque así se aprende a vivir, y se desaprende a servir. Hay que hablar de ella sin eufemismos como "dejar de vivir" o "pasar a mejor vida". "A cada minuto parece que me escapo", porque la muerte me es lo más propio, nadie me la quita. Mi autenticidad o propiedad, tufillo heideggeriano, radica en saberme muriente. Autoconsciente emerge el individuo al asumir de una vez por todas la subjetividad de la muerte, y Montaigne nos ofrece testimonio sobre dicho proceso. La muerte es inevitable y puramente particular, por lo que "todo lo que puede hacerse otro día, puede hacerse hoy". Así pues, "que la muerte me encuentre plantando mis coles, despreocupado de ella". Estremecedor ensayo, que no cito con minucia rastrera, pero que comparto mediante este link. 

Sufrir porque nos vamos a morir es sufrir doblemente, ya que "la muerte no te concierne ni vivo ni muerto: vivo porque existes; muerto porque ya no existes". Aprender a morir es desaprender a sufrir, y por el contrario, la inmortalidad ha de ser insufrible tras haberlo vivido todo, ya lo imaginó Borges. Vaya hombre alegre ese Montaigne, porque me libera del sufrimiento de las fatalidades al permitirme iniciarme en su acostumbramiento sobre lo realmente importante. Los códices cuentanarices, ladrillos sistemáticos de proposiciones coherentes sobre lo irrelevante, sinceramente me aburren.

Al-Muarikh, 2019


Comentarios